Para algunos emprendedores, dar vida a una idea es algo que les toma muchos años de trabajo. Mientras que para otros, pareciera que las ideas nacen de la nada y toman vida propia. Así le sucedió a Stephanie Sarup y a Paul Giovanniello, todo gracias a la mantequilla de maní.
En la primavera pasada, dos amigos de muchos años de Ridgefield, Connecticut, crearon la compañía de mantequilla de maní Giv Soft. Todo comenzó con una búsqueda de opciones de mantequillas de maní bajas en azúcares y carbohidratos.
“Tanto Paul como yo somos personas que nos preocupamos por la salud, probablemente por motivos diferentes”, dijo Sarup. “Jordan es uno de los motivos de por qué soy, o de por qué me volví, tan consciente de la salud”.
Jordan, hijo de Sarup, tiene 14 años y nació con síndrome del cromosoma X frágil, un tipo de autismo que también es una de las causas más comunes de discapacidad intelectual heredada.
“Básicamente, la mutación en el cromosoma X interrumpe la producción de la proteína responsable de regular el sistema nervioso para que actúe en el cuerpo y lo calme si te sientes entusiasmado o estresado”, explicó Sarup.
El cromosoma X frágil afecta a Jordan de varias maneras, comentó, pero su mayor efecto es que se le hace más difícil estar calmado y relajado. Sin embargo, descubrió que, si Jordan limita el consumo de carbohidratos, esto lo ayuda a manejar y regular su cuerpo.
“Limitamos el consumo de azúcar, colorantes artificiales... y muchas cosas como estas” afirmó.
En búsqueda de la receta perfecta
El socio de negocios de Sarup, Giovanniello, indicó que comenzó a preocuparse por su salud “después de llegar a la mediana edad”. Recurrió a la dieta Keto, que es baja en azúcares y carbohidratos, para mejorar su salud.
“Amaba la mantequilla de maní, pero en este caso, la comía y me frustraba”, afirmó. “Miraba la mantequilla de maní, y los dos ingredientes principales eran azúcar o jarabe de maíz o algo parecido”.
Sarup, Giovanniello y sus familias se hicieron amigos en Ridgefield después de muchos años de haber participado en eventos deportivos juveniles, en donde se conocieron en las bancas de los partidos y las prácticas. Ya que ambos estaban buscando reemplazar comidas favoritas por alimentos bajos en azúcares y carbohidratos, comenzaron a intercambiar ideas y consejos. Fue en ese momento cuando se dieron cuenta de que ninguno había encontrado una mantequilla de maní baja en azúcares y carbohidratos, apta para la dieta Keto, y que realmente tuviera un buen sabor.
Giovanniello comenzó a crear su propia receta usando fruta del monje en lugar de azúcar para endulzar e incorporando otros tipos de nueces. Un día de juego, trajo un poco para compartir con la familia Sarup y fue un éxito inmediato.
Giovanniello recordó que ese día Sarup le dijo “¡Esto sabe muy bueno! Deberías venderlo en línea”. Él le comentó que no tenía ninguna experiencia y que no sabía cómo crear un sitio web, a lo que Sarup respondió, “¡Yo sí!”.
En dos días ya tenían un sitio web, nació la compañía. Solo unos pocos meses después ya tenían sus productos disponibles en tiendas locales y en Amazon.
El propietario de otro negocio local, Treats Pupperia, una tienda de galletas y golosinas para perros en Ridgefield, les preguntó si podían hacer mantequilla de maní para perros y, sin darse cuenta, les abrió la puerta para crear una nueva línea de negocio. Rápidamente se aprestaron a hacer una segunda receta apta para perros, que ahora venden junto con la versión original.
Expandiendo oportunidades de empleo
Uno de los mayores beneficios de haber comenzado este negocio, afirma Sarup, es la alegría y el entusiasmo que Jordan tiene por trabajar en la compañía como encargado del inventario.
“Realmente ama involucrarse”, dijo Sarup. “No me había dado cuenta de que muchas de las cosas que captan más su interés se dan —en cierto modo, de forma natural— en un negocio... programar reuniones, verificar correos electrónicos y todas esas tareas administrativas realmente son muy interesantes para él”.
Sarup espera que más negocios reconozcan y valoren los conjuntos de habilidades únicas que los empleados como Jordan y otras personas con discapacidades pueden contribuir en el lugar de trabajo.
“Hay un enorme valor si lo buscas”, afirmó; por ejemplo, las personas con autismo son muy buenas para realizar tareas repetitivas y mantenerse enfocadas en ellas. “Vemos que cada vez más negocios contratan a personas con autismo”.
Sin embargo reconoce que queda un largo camino por recorrer. Según datos recientes de la Oficina de Estadísticas Laborales de los EE. UU., 82% de las personas con discapacidades intelectuales están desempleadas.
“Y los que tienen un empleo, casi todos, ganan menos del salario mínimo”, dijo Sarup.
Según el Departamento del Trabajo de los EE. UU., solo es legal que un empleador pague menos del salario mínimo si cuenta con un certificado de parte del Departamento y cumple con ciertos requisitos.
Tanto Sarup como Giovanniello dan fe de la contribución de Jordan en el éxito temprano de su compañía.
“Él ama trabajar. Su conjunto de habilidades puede ser limitado, pero no le faltan el deseo y la motivación y, lo que puedan hacer, lo harán a la perfección”, afirmó Sarup. “Los negocios simplemente necesitan aprender cómo aprovechar estas habilidades”.
Esperan que su éxito sirva de ejemplo para que otros negocios contraten a más personas con discapacidades. En septiembre, el estado celebrará su Disability Employment Services Conference [Conferencia sobre Servicios de Contratación de Personas con Discapacidades] para negocios y trabajadores con el mismo pensar.
“Todos necesitamos aportar nuestro grano de arena”, comentó Sarup. “Todos necesitamos un propósito”.
