El hilo estaba listo para ser cortado.
Ivette Ruiz se encontraba de pie en un día soleado de verano, sosteniendo unas tijeras de jardinería, mientras familiares, amigos y colaboradores la rodeaban, todos sujetando el fino cordón.
Estaba abriendo Healing by Growing Farms, un pequeño terreno en su hogar en East Haven. El espacio está diseñado para ayudar a los sobrevivientes de traumas a sanar, en el exterior.
“Lo que sea que cargues hoy, lo que sea que te pese, mientras te aferras a este hilo, permite que este sea un símbolo de que ya es hora de dejarlo ir”, dijo Ruiz.
Y, con un corte, el hilo cayó. La multitud aplaudió y, después de algunos abrazos y lágrimas, Ruiz se tomó solo un segundo para recuperar su compostura.
“¿A quién le gustaría un recorrido?” preguntó.
En la naturaleza, dejando ir el dolor
El espacio es pequeño; envuelve su hogar y cada rincón está lleno de vida. Las gallinas cacarean mientras Ruiz señala todo, desde los conejitos y los patitos hasta a un huerto lleno de alimentos.
“Esta cama está llena de bayas. Moras, frambuesas, fresas, grosellas, pregunta por ella y probablemente la tengamos”, dijo Ruiz con una sonrisa. "Solo recógelas y cómelas, haz una rica ensalada".
Incluso tiene jardineras elevadas para que las personas en sillas de ruedas puedan labrar la tierra.
Durante la pandemia, transformó el terreno alrededor de su casa en la costa en una pequeña granja.
Su esfuerzo ha llamado la atención de funcionarios del estado. En el transcurso del año 2022 y 2023, Ruiz ha recibido dinero del Departamento de Agricultura del estado para desarrollar el espacio en asociación con organizaciones locales sin ánimo de lucro.
El dinero se ha utilizado para colocar cercas de privacidad –puesto que Ruiz se percató que no todos los vecinos se encuentran del todo entusiasmados con la transformación agraria– y para comprar jardineras elevadas y pavimentar áreas para que sean accesibles para aquellas personas en sillas de ruedas.
Pero, sin importar quién se presente en este espacio, indicó Ruiz, el objetivo es el mismo. Hacer de la naturaleza su terapeuta y dejar que el aire fresco y el suelo les brinden a las personas el espacio que necesitan para tratar sus traumas.
“Lo hermoso de este espacio es que cuando las personas hablan sobre su trauma, son capaces de liberar parte de ese dolor”, dijo Ruiz. "No se trata de un entorno clínico de terapias, dentro de un hospital de paredes blancas, como en el que yo me encontraba, lo estamos haciendo en la naturaleza".
Enterrados en la oscuridad
Ruiz a menudo tiene las manos en la tierra.
Cuando pasas tanto tiempo en la tierra, tu mente puede divagar. Y Ruiz expresó que empezó a hacerse una pregunta: ¿Cómo se siente esa pequeña semilla cuando la entierran?
“Porque, a veces, como seres humanos, podemos estar en esa posición”, dijo Ruiz. “En esa oscuridad. En ese lugar donde nos sentimos como aislados”.
Ruiz comentó que se sintió así en 2020. Comentó que se estaba preparando para salir como rescatista tras el huracán Isaías y se cayó y se golpeó la cabeza. Como resultado, sufrió una lesión cerebral traumática.
“Eso en cierto modo, cambió mi vida para siempre”, dijo Ruiz. “Porque pasé de ser alguien con múltiples títulos y años de universidad a ser una estudiante de cuarto grado. Sin poder hablar. Sin poder caminar. Sin poder pensar.
Mis recuerdos se desvanecieron. Incluso era difícil recordar los cumpleaños de los niños. La lesión la consumió.
“A pesar de que soy una mujer cristiana, soy un ser humano también, y llegué a ese punto. Y perdí la esperanza. Y después de que perdí esa esperanza, sentí que no quería vivir más”, dijo Ruiz.
Pero encontró consuelo en sus amigos y en la oración. Y en el jardín justo afuera de su hogar.
“Comencé a sembrar como loca, sabiendo que no podía comerme todo lo que estaba sembrando”, dijo Ruiz. “Pero fue realmente restaurador poner mis manos en el suelo. Y mis pies en la tierra”.
Los humanos están "programados" para conectarse con la naturaleza
La ciencia respalda los poderes curativos de la naturaleza.
Un estudio de casi 20,000 personas encontró que aquellos que pasan al menos dos horas a la semana al aire libre tenían más probabilidades de manifestar sentimientos de bienestar que aquellos que no lo hacen.
Nuestros cerebros pueden aferrarse a un trauma mucho después de haber enfrentado la amenaza inmediata, afirmó Kirsten McEwan, profesora asociada de la Universidad de Derby en el Reino Unido.
"Podemos revivirlo por semanas, tal vez meses o incluso por años, y mantenemos la amenaza viva por más tiempo", indicó.
McEwan examina cómo la inmersión en la naturaleza puede mejorar la salud y el bienestar. Dice que salir al aire libre puede provocar un cortocircuito en algunos de esos ciclos neurológicos negativos.
"Hay bastante evidencia de investigaciones de Japón y Corea del Sur de que esto puede mejorar la salud cardiovascular y la presión arterial; estar afuera en la naturaleza, respirar los químicos que expulsan los árboles, te brinda un refuerzo inmunológico", manifestó McEwan.
Sin embargo, para obtener esos beneficios, primero hay que salir.
"Esto está en nosotros. Esto es parte de nosotros”, dijo Richard Louv, autor de “Last Child in the Woods”, un libro de 2005 sobre el “trastorno por déficit de naturaleza” que ayudó a promover el interés en los beneficios de estar al aire libre.
"Estamos programados genéticamente como seres humanos para tener una afiliación con el resto de la naturaleza", dijo Louv, citando el trabajo del aclamado biólogo de Harvard, Edward O. Wilson.
Desde la publicación del trabajo de Louv, dijo que cientos de estudios más han examinado los beneficios de restablecer una conexión con la naturaleza. “Todo, desde la presión arterial hasta el estrés y la deficiencia de vitamina D”, se puede aliviar estando al aire libre.
"Cuando no obtenemos suficiente de la naturaleza, no nos va muy bien", dijo Louv.
Un espacio seguro
Allá en East Haven, Kasandy Mendiola visitó la granja de Ivette Ruiz durante la inauguración.
Estar al aire libre con otros sobrevivientes de traumas también trae beneficios sociales, compartió Mendiola, de 28 años, quien visita la granja de Ruiz aproximadamente una vez al mes.
La tierra no juzga a las personas y las recibe como son, comentó Mendiola.
“Para las personas que vienen de un trauma, creo que un factor importante es la confianza, ¿cierto? Y pienso que tienes que sentirte seguro”, dijo Mendiola. "Cuando visitamos constantemente un lugar y vamos conociendo a la gente... creo que esto permite que nos desprendamos de algunas de nuestras capas".
Y al igual que esa semilla enterrada en la tierra, dijo Ruiz, las personas también pueden comenzar a crecer. Con suerte, encontrarán sanidad y se convertirán en algo más.
“De esa oscuridad, y ese espacio asqueroso, nace la vida, el aliento y el amor”, dijo. “Y así, a medida que esa semilla crece, nosotros también”.
Si usted o algún conocido necesita ayuda, marque o envíe un mensaje de texto al número telefónico de la Línea Nacional de Prevención del Suicidio y Crisis al 988.