Se prevé que el cambio climático provocado por el ser humano causará un aumento de muertes por causas cardiovasculares en todo el país a medida que los estadounidenses se exponen a un calor más extremo. No obstante, las repercusiones no serán equitativas. Según un nuevo estudio, las personas negras son siete veces más propensas a muerte por problemas cardiovasculares provocados por el calor.
El Dr. Brooks Walsh, médico de la sala de emergencias del Hospital Bridgeport, explica que los médicos de urgencias ya están notando un aumento en casos de trauma y asma como consecuencia del calor extremo.
“Simplemente es increíble ver cómo este último estudio demuestra la manera desproporcionada en que esto afecta aún más a las poblaciones negras”, comentó Walsh. Además añadió que “Bridgeport es un buen ejemplo de esto, ya que se considera una isla de calor urbana, donde las temperaturas pueden ser más altas debido a la falta de cubierta arbórea y al aumento de superficies pavimentadas”.
Los nuevos estudios de la Asociación Americana del Corazón destacan los efectos desiguales del calor extremo en la mortalidad cardiaca de determinadas poblaciones. Las proyecciones de mortalidad formuladas por la Asociación Americana del Corazón se basan en un caso hipotético en que las políticas propuestas actualmente en los EE. UU. para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero se hayan implementado con éxito. En un peor escenario, los investigadores prevén que las muertes por causas cardiovasculares provocadas por el calor extremo podrían aumentar un 233% en los próximos 13 a 47 años si los esfuerzos para reducir las emisiones son mínimos.
Ahora mismo, la población negra de Bridgeport ya presenta las tasas más elevadas de la ciudad de diabetes e hipertensión, y estos son a su vez factores de riesgo cardiovascular.
Pero estas condiciones no se desarrollaron de la noche a la mañana, afirmó Walsh.
Citó la historia de prácticas discriminatorias y redlining en Connecticut, que concentraron la pobreza en las ciudades y limitaron la riqueza de las familias negras principalmente.
“Es muy probable que esto tenga mucho que ver con la limitación del acceso al aire acondicionado y la falta de acceso a servicios de salud”, señaló. “Y por eso muchos de los esfuerzos para resolver estos problemas tendrán que ir más allá de las salas de emergencia, se tiene que mejorar la equidad en general”.
Algunas ciudades ya están trabajando para combatir el problema del calor extremo.
Los funcionarios de Hartford aspiran a que el 35% de la ciudad esté cubierta por árboles en 2070 para reducir el efecto isla de calor urbana. Según el Plan de acción de cubierta arbórea (“Tree Canopy Action Plan”) de la ciudad, se priorizarán los vecindarios que actualmente tienen la menor cubierta arbórea. La ciudad recibió en otoño una subvención federal de sostenibilidad de 6 millones de dólares en el marco de la Ley de Reducción de la Inflación.
Un estudio publicado en mayo en PLOS Climate, que empleó datos de mortalidad y del clima durante toda la temporada de calor en Connecticut entre 2005 y 2016, estimó que 31 muertes se atribuyen al calor extremo. Los investigadores aseguran que los resultados “respaldan la adopción de medidas a nivel estatal dirigidas a mitigar los efectos negativos del calor extremo en la salud”.