Maggie es originaria de Perú. Dejó su país de origen hace un año y medio, huyendo de los altos índices de criminalidad. Como muchos otros, se embarcó en un viaje en busca de mejores oportunidades y un entorno más seguro. Pidió usar solo su apodo debido a su estatus de inmigración. Su historia de inmigración comenzó con un vuelo de Lima a México, seguido de un cruce por Río Grande.
“Atravesamos un bosque; simplemente caminamos con el coyote que nos guiaba hasta que llegamos al río”, expresó Maggie. “Mi hermana y su bebé también estaban allí, y cruzamos todos. La policía de inmigración vio al bebé y nos detuvo para ayudarlo. El oficial nos preguntó nuestros nombres y nos dio agua. Nos dijo que, a partir de ahí, todo iba a estar bien”.
Su trayectoria no termina ahí. Maggie entró en un sistema legal para la inmigración que, incluso en Connecticut, está abrumado debido a un aumento de asilados y refugiados este año, según grupos de ayuda de inmigración.
Maggie y su familia fueron detenidos por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) y pasaron por un proceso riguroso. Le dieron un uniforme verde y se encontró rodeada de inmigrantes de todo el mundo tratando de entrar a los Estados Unidos.
“Había gente de todos los países, gente de China. Había muchos venezolanos, ¡demasiados! También gente de Honduras, Perú, Ecuador”.
Un par de días después, ella y su familia fueron liberadas y transportadas en un avión a Connecticut, donde residen miembros de su familia.
Ann O'Brien, directora de patrocinio de Servicios Integrados para Refugiados e Inmigrantes (IRIS, por sus siglas en inglés), compartió que su programa de asilo está ayudando a inmigrantes de varios países como Venezuela, Nicaragua, Siria, Cuba y Ucrania, los cuales ya cuentan con un patrocinador en Estados Unidos.
"Algunas de esas personas con las que hemos estado trabajando en esas categorías son parte de un programa que EE. UU. estableció para cubanos, haitianos, venezolanos y nicaragüenses, además de nuestro programa de Ucrania", indicó O’Brien. "Hemos trabajado con más de 1,000 personas desde que se lanzaron esos programas a principios del año pasado".
Emanuela Palmares, vicepresidenta de la New American Dream Foundation en Danbury, una organización sin fines de lucro que ayuda a la comunidad inmigrante, dijo que todos los inmigrantes, ya sean indocumentados o que estén buscando estatus de asilo o refugiado, enfrentan desafíos para lograr sus sueños.
Según Palmares, el cierre del programa 245(i) a nuevos inmigrantes en 2001, es una de las razones por las que EE. UU. tiene tantos inmigrantes indocumentados hoy día, ya que el programa les permitía obtener permisos de trabajo y los encaminaba a la documentación.
“Realmente no existe una manera de darle la oportunidad de solicitar beneficios a alguien que ya esté en el país”, dijo Palmares.
Según O'Brien, el gobierno federal ha implementado un programa para ayudar a ciertos grupos vulnerables debido a la inestabilidad en sus países de origen. A través de este fondo, IRIS tiene como objetivo brindar apoyo y ayuda a quienes puedan enfrentar desafíos al navegar el proceso de inmigración.
"El mejor de los casos sería contar con grupos comunitarios que digan: ‘Queremos ayudar a alguien, como una familia vulnerable, sin importar su estatus’, [pero] la realidad es que no podemos ayudar a todos y por eso tratamos de priorizar a ciertos grupos", dijo O'Brien.
Palmares dijo que existe tensión entre algunos de estos nuevos solicitantes de asilo político y las generaciones mayores de inmigrantes que tienen que esperar años para su fecha de corte. Hay más de 2 millones de casos pendientes a nivel nacional, según la Oficina de Responsabilidad Gubernamental.
Indicó que algunas personas ingresan a EE. UU. sin estatus legal debido a lo complicado y prolongado que es el proceso de solicitud de visa, que a veces puede tomar años.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU. indica que en el año fiscal 2023 tuvieron más de 3 millones de interacciones con inmigrantes que intentaban cruzar la frontera.
Mientras tanto, un año y medio después, Maggie todavía espera su primera comparecencia ante la corte.
“La oficina de inmigración me envió una carta y me dijo que mi cita en la corte se retrasó un año más”, expresó Maggie. Dijo que está trabajando para conseguir un abogado para solicitar el estatus de asilo.
Palmares dijo que sabe de inmigrantes que enfrentan obstáculos adicionales ya que a menudo no califican para programas de servicios sociales en Connecticut. Y aquellos que podrían calificar para ciertos servicios sociales, enfrentan barreras a la vivienda, computadoras y el acceso a Internet que dificultan la carga de los documentos de solicitud.
Sin embargo, Palmares indicó que, gracias a los defensores de inmigrantes, las leyes de inmigración han mejorado en cierto modo para la comunidad inmigrante a lo largo de la última década.
“Los estudiantes indocumentados tienen acceso a DACA [Consideración de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia] y la gente habla libremente sobre el hecho de que son indocumentados. Y si miramos algunos de los servicios que tenemos disponibles hoy en día a través de una expansión de la cobertura HUSKY para niños inmigrantes indocumentados, siento que hemos llegado muy lejos y el progreso es increíble", mencionó Palmares.
Sin importar lo prolongado del proceso legal, Maggie conserva su determinación.
"Voy a trabajar duro y hacer todo lo posible para algún día traer a mis hijos aquí para que tengan las oportunidades que yo no pude tener", expresó Maggie. "A pesar de los desafíos, estoy agradecida por todo lo que estoy logrando en EE. UU."