Shanay Fulton y uno de sus hijos llegaron hasta una casa en Middletown. Ella le tenía una sorpresa.
“¿Adivina qué?” Fulton le preguntó a Joshua. “¡Compré esta casa!”
Sus ojos brillaron de emoción.
“¡Eso es!”, le respondió.
Joshua, que en ese momento tenía 11 años, exploró la cocina y encendió los interruptores de la luz.
“¡Tenemos una casa!” coreaban madre e hijo.
Después de años de no tener hogar, finalmente tienen uno propio,
pero llegar hasta este momento fue muy difícil.
“Tratar de encontrar viviendas asequibles fue muy interesante”, indicó Fulton.
Encontrar vivienda en Connecticut siempre ha resultado ser un reto, y la situación no parece estar mejorando.
La tasa de propiedades desocupadas del estado es aproximadamente la mitad del promedio nacional: Connecticut carece de alrededor de 92,000 unidades de vivienda asequibles. Un informe reciente estableció que Connecticut es el peor estado de los EE. UU para quienes alquilan una vivienda.
Por años, los expertos han advertido sobre la crisis de vivienda asequible en el estado. Explican que la falta de oferta inmobiliaria del estado se debe en gran parte a la zonificación excluyente, es decir, a reglas de zonificación estrictas que dificultan la construcción.
La mayoría de los tipos de vivienda son ilegales en una gran parte del estado, manifestó Anika Singh Lemar, profesora de la Facultad de Derecho de Yale dedicada al estudio de asuntos de vivienda. Se estima que alrededor del 90% del estado de Connecticut está zonificado para viviendas unifamiliares.
Ese enfoque ha contribuido a perpetuar la segregación en todo el estado. Un informe de vivienda reciente solicitado por el estado estableció que “la segregación en el estado de Connecticut se ubica en un nivel alto”.
En muchas localidades de Connecticut, cuando se plantea el tema de viviendas o apartamentos asequibles u otras viviendas multifamiliares, los residentes y los funcionarios públicos suelen tener la mentalidad del "sí, pero aquí no". Cuando se proponen desarrollos de viviendas, los residentes suelen acudir a la comisión de planificación y zonificación de su localidad. Este organismo desempeña un papel clave a la hora de decidir qué se construye.
“Cuando alguien que intenta construir una vivienda se ve obligado a pasar por algún tipo de proceso de aprobación, lo cual le abre la puerta a todo tipo de quejas”, explicó Singh Lemar. “La mayoría de las veces, se ven cosas que son bastante irrazonables”.
Estos son algunos de los comentarios de los residentes en vistas públicas sobre planificación y zonificación que han tenido lugar recientemente en todo el estado:
En Norwalk: “Estoy firme y rotundamente en contra de la propuesta de degradar las zonas de viviendas unifamiliares a zonas multifamiliares”.
En Danbury: “Si se modifican los reglamentos de zonificación... habrá más delincuencia, personas merodeando y tirando basura”.
En Woodbridge: “La gente no lo quiere; ¿por qué no comprenden que, como comunidad, no lo queremos?”
En Mansfield: “¿Esto es lo que tenían en mente? ¿Construir un complejo de alta densidad poblacional tras otro?”
Los residentes tienden a utilizar los mismos términos para referirse a su oposición a la vivienda asequible. Los expertos afirman que estas palabras suelen disfrazar otras preocupaciones.
Tim Hollister, un destacado abogado de vivienda, explica un término popular: el carácter.
“Un reglamento que dice que se puede negar una solicitud de zonificación basándose en el carácter de la comunidad”, explicó. “La legislatura [estatal] ahora ha prohibido eso porque la palabra ‘carácter’ es... una insinuación, a veces, de otras cosas... que no son propósitos adecuados de zonificación".
Singh Lemar señala otros ejemplos.
“A veces oímos cosas que son básicamente clasismo”, dijo. “[Dicen] que habrá mucho ruido, que habrá hacinamiento. Este edificio de apartamentos tiene balcones; ¿qué pasa si la gente hace fiestas hasta las tantas de la noche? La infraestructura pública local será invadida; este edificio de apartamentos está cerca de un parque, el parque se va a llenar de gente”.
El caso de la salamandra moteada
Connecticut cuenta con una ley que está diseñada para contrarrestar la zonificación excluyente. La Ley 8-30g estipula que una propuesta de construcción que incluya unidades asequibles debe aprobarse en pueblos que no alcancen los umbrales de vivienda asequible, es decir, cuando la vivienda asequible represente menos del 10% del parque de viviendas de un pueblo. Muchos pueblos de Connecticut no alcanzan ese umbral. Mientras tanto, los defensores afirman que el mínimo del 10% no es suficiente.
No obstante, existen excepciones a la Ley 8-30g: si un pueblo puede demostrar que existe un problema de salud o seguridad.
Hace unos 20 años, en el condado de Fairfield, la ciudad de Wilton hizo referencia a la ruta migratoria de las salamandras moteadas para rechazar un proyecto. Hollister llevó ese caso al Tribunal Supremo del estado y ganó.
“Nos dijeron: No se puede detener el desarrollo residencial porque la salamandra recorre 800 pies desde su lugar de nacimiento en tierra firme y se marque como no disponible para el desarrollo de vivienda”, dijo Hollister.
Algunos observadores opinan que las demandas pueden desempeñar un papel importante en la configuración de la política de vivienda del estado. Otros señalan hacia la necesidad de eliminar las barreras burocráticas para facilitar la construcción de viviendas.
“Hasta que no empecemos a eliminar algunas de esas cargas regulatorias, ni contando con todos los incentivos del mundo vamos a obtener el tipo de resultados que en mi opinión necesitamos para hacer frente a la crisis de vivienda”, expresó el representante estatal Jason Rojas, demócrata, líder de la mayoría de la Cámara de Representantes y representante de East Hartford y Manchester.
Una solución en camino: Fair Share
En Connecticut, muchos apuntan hacia un programa llamado “Fair Share” el cual se propone como una solución para desarrollar más viviendas. Fair Share identificaría una cantidad específica de viviendas asequibles para que cada gobierno municipal las adopte. Es un plan que sigue el modelo de un programa similar en Nueva Jersey. La legislación se ha estancado en la legislatura de Connecticut, aunque algunos legisladores tienen la esperanza de que se considere en la sesión de 2025.
Entre los detractores se encuentra la organización Connecticut Conference of Municipalities, que representa a pueblos y ciudades. El grupo afirma que la legislación le genera “serias preocupaciones” y la califica de “poco práctica”, además de afirmar que impone “penalidades severas”.
“El proyecto de ley crearía un proceso punitivo alternativo para evaluar e implementar la necesidad de viviendas asequibles en todo el estado e impone una política vertical a los gobiernos locales”, dijo el grupo en una declaración presentada a los legisladores estatales en 2023.
Por su parte, quienes se oponen explican que esta política va en contra de la idea de un control local donde los pueblos crean sus propios reglamentos. Sin embargo, esto es un mito, según Erin Boggs, directora ejecutiva de Open Communities Alliance, que está ayudando a impulsar Fair Share en Connecticut.
“Uno de los mitos más sorprendentes que surgió en torno a Fair Share en esta sesión fue la noción de que le quitaría el control local de zonificación a los pueblos”, dijo Boggs.
En la década de 1920, Connecticut otorgó a sus gobiernos municipales la autoridad de zonificación.
Se supone que los pueblos deben permitir la zonificación de viviendas multifamiliares y promover la diversidad de vivienda, incluyendo viviendas para hogares de ingresos bajos y medios.
“Claramente, no lo están haciendo”, afirmó Boggs. “Necesitan algo de ayuda y eso... se les proporcionará mediante Fair Share”.
Destaca el éxito en Nueva Jersey, que según ella ha “generado una cantidad sorprendente de unidades de vivienda”, especialmente en los últimos años. El programa surgió a raíz de una demanda y exigía que todos los municipios de Nueva Jersey proporcionaran su “cuota o participación justa” de viviendas asequibles en su región.
Boggs explicó que su grupo trabaja todos los días con personas que experimentan inestabilidad de la vivienda.
“Hay mucho que podemos hacer si todos ponemos de nuestra parte, si cada parte contribuye lo justo, podemos lograrlo y hacer de Connecticut un estado más fuerte”, dijo Boggs.
Tomar acción con valentía
De regreso a Middletown, Fulton reflexionó sobre su travesía para obtener casa propia.
Ella y sus hijos se quedaron sin hogar luego de años de ser víctima de violencia doméstica. Vivían en un refugio para personas sin hogar.
Para conseguir vivienda, atravesó por muchas situaciones. Así como reunía tres o cuatro trabajos para ahorrar para un apartamento, la ayuda le sería revocada porque ganaba demasiado dinero.
Tenía un vale para vivienda, pero muchos lugares no lo aceptaban. Dicho vale no fue suficiente para cubrir todo el costo de su alquiler en Middletown.
Tras una serie de intentos fallidos, finalmente consiguió la casa. Cuando aceptaron su oferta, su agente de bienes raíces la llamó.
“Inmediatamente empecé a llorar”, recordó Fulton. “Cuando me dijo que mi oferta había sido aprobada, pensé: ‘¿Es en serio? Dios mío.’”
Hace tres años que se mudó. Conseguir casa propia fue “la mejor sensación”, expresó.
“Quería darles más espacio por fin y ahora podemos llamarle nuestro hogar”, expresó la propietaria.
Sin embargo, la misión de Fulton no terminó al encontrar su casa, sino que decidió tomar acción: fue electa como miembro de la comisión de zonificación de la ciudad.
Estaba interesada en el tema de la vivienda, desarrollo empresarial y desarrollo económico, y se dio cuenta de que la zonificación es un componente clave.
“Seré perfectamente honesta: soy la única persona de color [en la comisión de zonificación] y he sido la única persona de color desde que fui electa por primera vez en 2019”, comentó. “No creo que mucha gente, especialmente mucha gente de color, entienda lo que realmente es la zonificación. No se dan cuenta de que es una de las comisiones más importantes de la comunidad”.
Fulton sugiere a las personas que asistan a las reuniones de zonificación, no para oponerse a la vivienda, sino para apoyarla. También quiere que haya más personas como ella presentes en la sala.
“Me encantaría ver a más personas de color asistiendo a estas cosas”, manifestó Fulton. “Porque entonces, cuando pase algo, dicen: ‘Ay, no me gusta’. Pero no viniste a decir si estabas a favor o en contra, no diste tu opinión ni explicaste cómo podía afectarte en general”.
Involucrarse en la política local es una parte de abordar el asunto de la vivienda asequible; aprobar reformas legislativas es otra. En última instancia, será necesario un cambio de mentalidad, dijo Rojas, líder de la mayoría de la Cámara de Representantes.
“Es cuestión de saber en qué momento nos hace falta ser valientes”, expresó. “Porque esa valentía es lo que se ha demostrado a lo largo de la historia... la valentía de hacer lo correcto”.
Conozca más
Esta historia forma parte de un documental de Connecticut Public centrado en las dificultades del acceso a la vivienda en el estado y que se titula Fighting for Home: How Housing Policy Keeps Connecticut Segregated (“Luchando por un hogar: la política de vivienda mantiene segregado a Connecticut”).