Para Joel Nieves, la continua controversia sobre su minicasa en New Haven es más que una disputa legal.
Nieves, de 49 años, no tiene electricidad desde julio, luego de que funcionarios de la ciudad ordenaran a la compañía de servicios públicos a cortar el servicio de energía eléctrica de su hogar.
Nieves sufre de hipertensión y una afección cardíaca, y depende de su máquina de CPAP, un dispositivo médico que le ayuda a respirar mientras duerme. Dijo que, para él, el destino de Rosette Village —el grupo de casas prefabricadas donde vive— se ha convertido en una cuestión de vida o muerte, porque ya no puede conectar el dispositivo mientras duerme.
“Imagínate que intentas dormir, pero cada 15 minutos te despiertas sin poder respirar, como si alguien te estuviera asfixiando con una almohada”, explicó.
Nieves y otras personas han vivido en las casas construidas en el patio de Luz y Mark Colville, activistas pro vivienda, en la calle Rosette, en New Haven.
La ciudad determinó que estas estructuras de 100 pies cuadrados son viviendas ilegales porque no cumplen con el código estatal y, el mes pasado, dieron la orden para derribarlas y cortar su servicio de energía eléctrica. Los residentes han apelado al Comité de Códigos y Normas del estado, pero todavía esperan una decisión.
En una declaración escrita, el alcalde de New Haven, Justin Elicker, dijo a Connecticut Public que la ciudad está lista para conectar a los residentes de Rosette Village con viviendas temporales alternas y asistencia.
“La ciudad está comprometida a extender la compasión y los servicios a las personas sin hogar, pero también debe garantizar que los lugares donde viven sean seguros y cumplan con las normas estatales”, manifestó Elicker. “Estas estructuras no cumplen con estas normas”.
Nieves vive en Rosette Village desde abril.
Indicó que no puede ir a un refugio porque sufre de trastorno de estrés postraumático (TEPT) derivado de un incidente que ocurrió mientras trabajaba como guardia de seguridad privada.
“En el programa de refugios solo nos ponen a todos en una habitación”, dijo. “Empiezas a sentirte inseguro. Y desafortunadamente [con] el estrés postraumático, cuando me siento abrumado, solo puedo sentarme en esa habitación o sentir que tengo que salir corriendo e irme lo antes posible. Es una reacción de lucha o huida”.
Un amigo le sugirió cocaína para mantenerse despierto. Nieves dijo que tenía pesadillas debilitantes como resultado de su TEPT y que la droga le ayudaba a no dormirse. Sin embargo, luego luchó contra el trastorno por uso de sustancias.
“Me perdí a mí mismo”, expresó. “Perdí mi hogar, y mis amigos y familiares desaparecieron por mi adicción. Mientras yo estaba tratando de ocultar el dolor y el sufrimiento”.
Nieves dijo que recibió tratamiento en un programa estatal de rehabilitación y que luego lo dejaron en un refugio de emergencia en abril porque no tenía a dónde ir. Comenta que, al cerrar el refugio, tuvo que dormir bajo un árbol hasta que supo de Rosette Village.
Desde que se mudó a este patio privado, Nieves ha tenido comunicación con un médico de atención primaria, un psiquiatra y un cardiólogo, todo gracias al Cornell Scott-Hill Health Center [PH1] del área.
Phil Costello, director clínico, conduce la camioneta móvil de la clínica a la pequeña comunidad cada semana para proveer cuidados a los residentes. Dice que las personas con condiciones de salud como Nieves podrían estar en riesgo debido a la falta de acceso al servicio de energía eléctrica.
“Si sufres de apnea del sueño y no tienes el tratamiento adecuado, eres una bomba de tiempo porque esto eleva el cortisol en la sangre y aumenta el azúcar y el colesterol”, dijo Costello. “Así que aumenta las probabilidades de un ataque cardíaco y de muerte súbita”.
Los funcionarios estatales habían emitido un permiso de 180 días y un plan de manejo para las casas en Rosette Village, lo que permitió que se mantuvieran allí temporalmente. Sin embargo, el permiso ya expiró.
En una declaración escrita emitida el mes pasado, un portavoz del Departamento de Servicios Administrativos del estado dijo que las estructuras que permanezcan erguidas por más de 180 días deben cumplir con el código de construcción para garantizar que sean seguras.
Las casas en Rosette Village actualmente no cumplen con los umbrales para resistir vientos y nieve ni los requisitos de cimentación. Tampoco cumplen con los requisitos de eficiencia energética para aislamiento térmico y paredes clasificadas como resistentes al fuego, observó el portavoz.
Nieves comenta que su minicasa, que tiene su propia llave con la que puede ir y venir con libertad, es más segura que cualquier espacio de acampar en el que haya estado. Él se prepara sus propias comidas en un área común, usa el baño, la lavadora y la secadora de la casa principal, y aporta su granito de arena con los quehaceres.
Lo mejor es que sus vecinos en el patio se cuidan los unos a otros, dijo.
“Tenemos un sentido de comunidad y si de repente no me siento bien, varios de los que están aquí inmediatamente vienen [y me preguntan] ‘¿Estás bien? ¿Quieres tomarte un descanso? ¿Quieres sentarte aparte un rato?’ Y tengo la opción de decir ‘Sí’ e irme a mi casa, a mi espacio y recomponerme”.