En su clínica de salud primaria, la Dra. Ivelisse Rivera-Godreau utiliza el suave sonido del tambor de lengüeta como una invitación a la calma. Las paredes están decoradas con obras de arte creadas por sus pacientes y adornadas con palabras inspiradoras.
Como especialista en medicina familiar, Rivera-Godreau brinda atención a personas de todas las edades, desde bebés hasta adultos mayores. Sin embargo, en los últimos años, su práctica en Connecticut ha registrado un alarmante aumento de un tipo particular de pacientes: sobrevivientes de la trata sexual.
"La mayoría de las personas padecen traumas complejos, y el trauma complejo no solo afecta la mente, sino también el cuerpo", explicó Rivera-Godreau. "Y [los sobrevivientes] pueden verse afectados por cualquier cosa. Por ejemplo, había un objeto pequeño en la sala que le recordaba a una paciente lo que había vivido, así que tuvimos que retirarlo. Era un trípode”.
La trata sexual es una forma de explotación en la que las víctimas son forzadas a ofrecer servicios sexuales a cambio de beneficios económicos para los traficantes. Según las autoridades, este delito suele pasar desapercibido, ya que las víctimas temen tanto a sus explotadores como a las fuerzas del orden público, lo que les impide pedir ayuda.
Sin embargo, en la clínica de salud de Rivera-Godreau y en agencias de todo Connecticut, los proveedores de servicios de salud afirman que están atendiendo a un número creciente de sobrevivientes adultos de este crimen.
Hasta referidos a la agencia estatal de bienestar infantil por casos sospechosos de trata humana que involucran a menores se han duplicado en los últimos años, según los registros revisados por Connecticut Public.
De 2020 a 2022, las llamadas al Equipo de respuesta contra la trata de personas (HART, por sus siglas en inglés) sobre presunta trata sexual infantil aumentaron de 149 a 310, según el Departamento de Niños y Familias (DCF, por sus siglas en inglés), que abarca al HART.
"Se cree firmemente que gran parte de esto se debe a la Internet", señaló Tammy Sneed, directora de HART. "Con la llegada del COVID, enviamos a los niños a casa, y estas personas malintencionadas intensificaron sus acciones de manera significativa".
El número de referidos a la clínica de Rivera-Godreau desde agencias estatales y organizaciones sin fines de lucro, principalmente para adultos, ha aumentado un 50% en comparación con hace seis años, cuando comenzó a atender a sobrevivientes, según indicó la galena.
Organizaciones como Love 146, con sede en New Haven, que luchan contra la trata de niños y jóvenes, están recibiendo un creciente número de referidos por parte del DCF. Según Erin Williamson, directora de programas y estrategia de la organización, las necesidades de los sobrevivientes son cada vez más apremiantes. En la actualidad, cerca del 80% de los casos requieren servicios a largo plazo, un incremento significativo en comparación con aproximadamente la mitad de los casos previo a la pandemia.
“Estamos observando condiciones de salud mental más graves en esta población”, afirmó Williamson. "Además, varios proveedores cerraron sus puertas durante la pandemia".
‘Existe una brecha’
Connecticut aprobó su primera ley contra la trata humana en 2006 y desde entonces ha promulgado otras leyes orientadas a abordar este problema, con un enfoque en la prevención, la persecución de los responsables y la protección de las víctimas.
Los proveedores de atención médica juegan un papel crucial en esa estrategia, que también busca aumentar la concientización pública sobre las señales de la trata humana. Sin embargo, las investigaciones indican que se pierden numerosas oportunidades para interrumpir la trata cuando las víctimas visitan salas de emergencia, clínicas y otros entornos de atención médica.
Una encuesta realizada a enfermeros pediátricos practicantes reveló que, aunque la mayoría cree que podrían identificar a una víctima de trata dentro del sistema de salud, pocos se sienten seguros de su capacidad para reconocer a un menor en riesgo de ser víctima de trata.
Yvette Young, vicepresidenta asociada de capacitación y defensa en The Village, una organización sin fines de lucro con sede en Hartford, señaló que si los médicos no hacen las preguntas adecuadas a las víctimas, no obtendrán las respuestas correctas.
Incluso puede ser que "ni siquiera tengan el tiempo para hacer las preguntas adecuadas, para poder discernir que esto es lo que está sucediendo con ese menor", agregó.
Anna Cerra, directora de enfermería en el Greenwich Hospital, destacó que, en general, los proveedores de atención médica deberían recibir una mejor capacitación para reconocer los indicadores clave de la trata humana.
"Existe una brecha, desde luego", reafirmó.
En respuesta a esta necesidad, el Greenwich Hospital implementó un nuevo programa de capacitación anual para el personal de la sala de emergencias. Este programa está diseñado para ayudarlos a reconocer los indicadores clave de la trata humana, como la llegada sin identificación, signos de trauma emocional, antecedentes de trastorno por uso de sustancias, el pago de la consulta en efectivo o la presencia de alguien que responde constantemente a las preguntas en nombre del paciente.
Cerra también capacita a los enfermeros recién graduados sobre las señales que deben buscar. Según ella, esta educación, que enseña a identificar cuándo algo no está bien, debería ser obligatoria.
"Sean cuales sean las herramientas que podamos ofrecerle a los proveedores, médicos y enfermeras, será mejor", afirmó Cerra. "El enfoque tiene que estar en el punto de entrada por donde llegarán estas víctimas, si están heridas o si algo ocurrió, allí es donde acudirán. Esa es la primera puerta abierta: la sala de emergencias".
‘Nunca pensé que esto estuviera sucediendo aquí’
En su clínica en Rocky Hill, Rivera-Godreau también está desarrollando un currículo para capacitar a los proveedores de atención médica sobre cómo identificar y tratar a las víctimas de trata sexual.
"Solo Dios sabe cuántos sobrevivientes de trata sexual he visto y no fui capaz de identificarles porque no tenía el conocimiento", lamentó.
Rivera-Godreau comenzó a ver sobrevivientes luego de que su esposo, Iván Tirado, quien tiene un doctorado en educación y se especializa en psicología aplicada, estuviera ayudando a una organización que atendía a víctimas de trata sexual en Camboya.
"Me entró la curiosidad", expresó. "Empecé a leer sobre el tema y dije, 'Vaya, nunca pensé que esto estuviera sucediendo aquí'".
"Aprendí, luego de comenzar a verles, que la mayoría de las víctimas han sido abusadas desde su niñez, y o bien piensan que esa es su única opción en la vida, o encuentran a alguien, un traficante, ¿no?, que se encarga de asegurarse de que traigan clientes y dinero".
A menudo, las víctimas desarrollan trastornos por uso de sustancias, ya que los traficantes utilizan las drogas como una forma de ejercer control. Por tanto, la sanación es un proceso que requiere paciencia, añadió Rivera-Godreau.
Un médico podría considerar a alguien como "un paciente difícil. No quieren dejar de consumir drogas, o no quieren tomarse sus medicamentos, o se pregunta, ‘¿por qué, por qué?’. Pero quizás no es algo que sean capaces de hacer", dijo.
La clínica de Rivera-Godreau brinda atención integral, en contraste con el enfoque fragmentado de atención médica que se observa en otros lugares.
"La medicina no puede ser solo recetar medicamentos, ajustar la dosis, aquí están tus análisis, aquí está tu MRI... vamos a enviarte al especialista", dijo. "Siento que estoy sirviendo hamburguesas. No estudié medicina para eso".
Rivera-Godreau discute el cuidado de sus pacientes con un psicólogo interno para analizar cómo sus experiencias de vida y emociones inciden en su bienestar físico y mental.
Este enfoque de atención informado en trauma proporciona un trato personalizado que aborda la raíz de las enfermedades físicas. El arte y la música también complementan la terapia conversacional.
"No es una visita regular de 15-20 minutos", mencionó Rivera-Godreau. "Si necesitan quedarse una hora, pues nos quedamos una hora".
Llamado a la acción
Llegar al porqué es como desenredar un ovillo de hilo. Cuando los sobrevivientes finalmente logran ver a un médico primario, a menudo ya han desarrollado enfermedades debido al trauma no tratado.
Según los datos disponibles, el trauma puede causar enfermedades físicas que van desde condiciones gastrointestinales, diabetes y artritis, hasta asma y enfermedades cardíacas.
En New Haven, Love 146 atiende a víctimas infantiles de trata sexual, típicamente entre las edades de 12 y 17 años, y también a niños más pequeños que necesitan terapia a largo plazo para el trauma, así como apoyo en alimentos, vivienda y reintegración escolar. Esto, según Williamson, requiere más personal y mayores recursos.
"No es que no podamos contratar personal, sino que necesitamos el dinero para hacerlo", dijo. "Necesitamos que el estado reconozca que tiene alguna responsabilidad aquí. Creo que históricamente han dependido del gobierno federal para financiar los servicios a las víctimas".
Williamson está preocupada de que la situación pueda empeorar.
"Me preocupa que después de junio de 2025, cuando esperamos recortes significativos en parte de este financiamiento federal, muchos de nuestros proveedores de servicios a víctimas tengan que despedir personal, cerrar sus puertas, y nosotros mismos podríamos enfrentar una lista de espera aún mayor", señaló.
Actualmente, hay 35 víctimas infantiles y juveniles de trata sexual en la lista de Love 146 que esperan por recibir atención para el trauma y servicios a largo plazo.
Williamson dijo que casi todas las organizaciones que atienden a esta población en todo el estado también tienen listas de espera, pero no existe una base de datos que permita rastrear con precisión cuántas personas están en ellas.
En 2025, el DCF lanzará CT-KIND, un sistema nuevo diseñado para mejorar la recopilación de datos sobre víctimas de trata sexual, incluyendo el estatus de las víctimas como menores no acompañados.
Procesamiento y sanación
En la clínica de Rivera-Godreau, se utilizan el arte, la terapia conversacional y los medicamentos en un enfoque integral para ayudar a los pacientes a sanar.
Incluso se practica kick-boxing y artes marciales, disciplinas que Tirado, esposo de Rivera-Godreau, demuestra y explica como herramientas que pueden ayudar a sanar el trauma.
"Ese ritmo conectado a tu movimiento coincide con el latido normal del corazón, lo que permite que tu cerebro comience a relajarse y a regularse", explicó Tirado.
A partir de ahí, dijo, los pacientes pueden "procesar emociones, información y experiencias".
Un paciente con trastorno de estrés postraumático (TEPT) comenzó a sobresaltarse menos. Otro, que solía mantener su espalda contra la pared, empezó a moverse más cerca del centro de la habitación, comentó Rivera-Godreau.
Es un tratamiento basado en la confianza, y esa confianza abre el camino hacia la sanación.
"Finalmente, puedo practicar la medicina de la manera en que quería practicarla, de la manera en que debe ser", dijo.
Maysoon Khan de Connecticut Public y Jim Haddadin de The Accountability Project contribuyeron a este informe.