El Hospital Johnson Memorial de Trinity Health of New England es el más reciente en solicitar al estado de Connecticut que autorice el cierre de sus servicios de maternidad en la zona rural de Stafford Springs. Este es solo uno de los muchos cierres de unidades de maternidad propuestos en todo el país.
“Mi equipo ha estado rastreando los cierres de unidades obstétricas hospitalarias en todo el país desde 2008 hasta 2022”, señaló Peiyin Hung, una investigadora de la Universidad de Carolina del Sur que estudia la desigualdad en la salud rural y materna. “Casi 300 hospitales cerraron sus unidades de obstetricia”.
Más del 60% de esos cierres ocurrieron en zonas rurales.
Pero ¿por qué son tantos los hospitales que ya no quieren traer bebés al mundo?
El Dr. Robert Roose, director médico del Hospital Johnson Memorial, expresó en una audiencia pública celebrada el miércoles que se trata de un asunto de seguridad. Los hospitales que, como el Johnson, atienden menos de 200 partos al año se consideran centros de maternidad de bajo volumen.
“Hay una correlación clara y de vital importancia entre el volumen y la calidad de los servicios prestados cuando se trata de partos, nacimientos y atención maternal”, explicó.
Hace tres años, el Hospital Windham de Hartford HealthCare dejó de atender partos por la misma razón.
Hung es una de las muchas voces críticas que sostienen que ese no es el único problema.
“En realidad, [los hospitales] están suavizando la verdadera razón detrás de todo esto”, dijo. “Lo cierto es que los servicios de obstetricia no son lucrativos, en especial en los hospitales pequeños. No tienen economías de escala ni quieren invertir”.
Hung agregó que las tasas de seguro por impericia médica suelen ser mayores en los hospitales de bajo volumen porque las aseguradoras consideran que el riesgo es mayor si los médicos no tienen suficiente práctica. Como si eso fuera poco, “El seguro de Medicaid pagó, en promedio, la mitad [de lo] que pagaron los seguros privados” por partos y nacimientos en todo el país, indicó.
Según el Departamento de Servicios Sociales, unos 4 de cada 10 partos en Connecticut están cubiertos por Medicaid.
En pocas palabras, los bebés simplemente no son lucrativos para algunos hospitales.
El Hospital Sharon de Nuvance Health es otra de las instituciones hospitalarias rurales que proponen cerrar sus unidades de maternidad; de hecho, se celebrará una audiencia sobre el tema este año.
Anteriormente, los hospitales Rockville General, New Milford y Milford cerraron sus unidades de maternidad.
“Las personas dicen: ‘Oh, cerró el New Milford, pero estaba bien’. Ahora hay autopistas para que la gente pueda llegar a Danbury, además de las carreteras rurales”, dijo el Dr. Edward Kavle, un pediatra que atiende a bebés en la unidad de cuidados intensivos pediátricos del Hospital Sharon. “Y muchas investigaciones demuestran que cualquier tiempo de respuesta de más de 25 minutos es increíblemente peligroso para los bebés”.
Esto es especialmente cierto en el caso de bebés cuyas madres no recibieron atención prenatal.
“Tenemos una población muy diversa, [tales como] personas del otro lado de la frontera con el estado de Nueva York que posiblemente no hablan inglés ni han recibido atención prenatal antes de llegar a nuestro hospital”, explicó. “Peor aún si tienen que conducir de 50 a 60 minutos hasta llegar al Charlotte [Hungerford Hospital] o a Poughkeepsie o a otro hospital”.
La solución propuesta por el estado de Connecticut es habilitar lo que se llaman centros de maternidad independientes que cuentan con el servicio de parteras. Para ello, seguirán el modelo del único centro de ese tipo en el estado, ubicado en Danbury.
Pero lo cierto es que las clínicas independientes también confrontan problemas económicos.
En Nuevo Hampshire, la partera Kate Hartwell se dispone a cerrar el centro de maternidad Concord Birth Center antes de que termine el mes. Explicó que, luego de que los hospitales del área cerraron sus unidades de maternidad, el volumen de partos aumentó a unos 120 por año. Y en su caso particular, el seguro por impericia médica también aumentó, de $26,000 a $79,000, aunque nunca se ha enfrentado a ninguna demanda, recalcó.
Actualmente, Hartwell está aceptando clientes particulares que pagan directamente y los atiende en sus hogares.
“No es una cosa o la otra; hay que reconocer que los hospitales y los centros de maternidad se necesitan mutuamente. Ni los unos ni los otros podemos lograrlo solos”, manifestó.
El Departamento de Salud Pública de Connecticut se encuentra en el proceso de desarrollar los criterios para habilitar los centros de maternidad.
Al Dr. Kavle, del hospital Sharon en Connecticut, le preocupa que los médicos de las salas de emergencias no estén capacitados para atender complicaciones en los partos. El Hospital Sharon respondió a Connecticut Public que se encuentra colaborando con proveedores y sistemas locales de emergencias médicas para reducir la probabilidad de que haya pacientes que necesiten servicios de parto en las salas de emergencia.