La Dra. Leslie Torres-Rodríguez, Superintendente de las escuelas públicas de Hartford, nació en Santa Isabel, Puerto Rico, y se mudó a Hartford a sus nueve años.
"Siempre ha sido mi primer hogar. Ahora, cada vez que puedo volver, es como si volviera a casa. Me moldeó como mujer, como persona y como latina", afirma.
Cuando se trasladó a Hartford con su madre y su hermano, se encontró "en el mismo centro de Park Street". Solo eran ellos tres, cruzando el mar hacia un nuevo entorno con un idioma y unas costumbres diferentes.
"Recuerdo que no quería venir y que estaba muy triste porque estábamos dejando a todo el mundo", dijo Torres-Rodríguez. "Lo que me sorprendió fue que aquí ya existían lazos particulares con la comunidad puertorriqueña que me hicieron sentir más cómoda. También me sorprendieron los recursos comunitarios y el apoyo que estaban a disposición de mi familia".
La biblioteca de Park Street se convirtió en su santuario mientras se adaptaba a una nueva ciudad.
"Eran tiempos difíciles para los jóvenes que se criaban en la ciudad", afirma. Sin embargo, ella y su hermano disponían de algunos recursos durante todo el año, así como de organizaciones comunitarias cercanas en donde su madre tomaba clases de inglés.
"Nos las arreglábamos con lo que teníamos", dijo Torres-Rodríguez. "Aunque carecíamos de mucho en términos de recursos y acceso, nunca nos faltó amor ni afecto, ni la noción de que la educación era importante".
Torres-Rodríguez pasó el resto de sus años de formación en el sistema de educación pública de Hartford y siempre pensó que algún día quería aportar algo de vuelta a su comunidad. Durante más de 25 años ha ocupado distintos puestos de liderazgo en la educación.
Para ella, el enfoque de su trabajo y su compromiso con el servicio empezaron cuando vivía con sus abuelos en Santa Isabel, un hogar multigeneracional. Desde los siete años, ayudaba a su abuelo con la correspondencia, ya que él solo había estudiado hasta segundo grado.
"Creo que ese fue un valor fundamental en cuanto al dar voz y servir a otras personas", expresó. "Como el estar siempre atento a escuchar a los demás para poder entender lo que realmente están diciendo. Esa es mi forma de liderar”.
Esto fue lo que la guió a su verdadera pasión: la educación. La idea de que todo el mundo puede mejorar. Se dedicó a garantizar que todos los estudiantes de todas las edades tuvieran un acceso equitativo a la educación.
Dice que en Hartford necesitamos llegar a un nivel de colaboración que permita que la gente tenga acceso a los recursos que necesita.
"No es que la gente no quiere mejorar, es que a veces no existen las condiciones o no saben cómo acceder a lo que necesitan. Hartford me ha enseñado que es necesario abogar por los demás", afirma Torres-Rodríguez.
Se siente especialmente apegada a la comunidad latina de Hartford. Recuerda que, cuando era alumna del programa bilingüe, no se sintió apoyada cuando salió del programa en la escuela superior. Su administración está poniendo en marcha programas extracurriculares para satisfacer mejor las necesidades de los estudiantes latinos.
"Hemos podido apoyar las necesidades de los estudiantes a nivel social, emocional y de salud mental", comentó. "Cuando pienso en nuestros alumnos multilingües, nuestros alumnos hispanos, pienso en el Sello de Bilingüismo. Queremos asegurarnos de comunicarle a nuestros alumnos, a medida que muestran dominio en su lengua materna y orgullo por su patrimonio y cultura, que sí pertenecen aquí".
Después de que el huracán María devastó la isla de Puerto Rico en 2017, 13,000 personas se trasladaron a Connecticut. Muchos de los niños que se vieron obligados a trasladarse eran estudiantes. Y Torres-Rodríguez sintió una profunda responsabilidad por los afectados.
"Ayudar a los demás es muy importante para mí, y todo empezó en la isla. Aunque no esté allí, sé que algún día volveré para servir a Puerto Rico. Cuando llegué a Hartford me dije que algún día contribuiría a Hartford y dejaría este lugar un poco mejor de lo que lo encontré", dijo.